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En el sistema hospitalario argentino, la práctica oriental comienza a dar tímidamente sus primeros pasos. Son varios los médicos que aprueban su uso, entre ellosALberto Cormillot. "Se ha encontrado que, en algunos casos, el Reiki tiene un efecto terapéutico demostrado y, en otros, pone al paciente de mejor humor para recibir el resto del tratamiento. En ambos casos, es bienvenido porque puede ser de mucha utilidad para el acompañamiento de enfermedades crónicas, que implican un importante sufrimiento psicológico. No como otras terapias alternativas que son supercherías, como el irisdiagnóstico o la terapia con imanes o con colores, que no resisten el menor análisis", comenta Cormillot a Clarín.com. El médico vaticina que en algún momento el Reiki se implementará formalmente en los hospitales argentinos, aunque cree que a diferencia de la rapidez con la que avanza la terapia en Estados Unidos, la inclusión en el país será más lenta porque los médicos locales tienen una formación académica exclusivamente occidental. "En toda la carrera universitaria no se incluye el manejo de los pacientes crónicos ni su fortalecimiento espiritual o anímico. Las residencias refuerzan el manejo de la medicina occidental basado en la evidencia. Pero, de todas maneras, hoy en día también se le da valor a la medicina fundamentada en la experiencia y en la observación. Las disciplinas orientales van ganando lugar", asegura Cormillot. Ricardo Murillo, un Maestro reikista que suele tratar pacientes de todo tipo manifiesta a Clarín.com que, en un principio, la recepción en los hospitales solía ser complicada porque se topaba con muchas barreras de parte de los profesionales de la salud. Debía entonces trabajar desde la oración o con el método de Reiki a distancia. "Pero hoy, si los familiares del paciente se lo piden a los médicos, el reikista puede ingresar tanto en las habitaciones comunes como en las terapias intensivas de cualquier hospital. Incluso en los que tienen una concepción sumamente rígida y ortodoxa de la medicina. Existe un permiso cómplice de médicos y enfermeros. Siempre me dejan pasar diciéndome: 'Usted haga lo que tenga que hacer, que nosotros seguimos con los controles'", asegura Murillo. Marina Costanzo, de 27 años, estuvo internada durante seis meses por un politraumatismo ocasionado en un accidente automovilístico. Recibió Reiki una vez por semana, tanto en terapia intensiva cuando se encontraba en estado comatoso como en la etapa de rehabilitación. "Lo que más recuerdo eran las charlas que tenía con el reikista. Me hacían bien, eran totalmente distintas a las que tenía con los médicos y los enfermeros. Me hacían olvidar lo que me estaba pasando en el cuerpo para centrarme en el futuro, en cómo iba a ser mi vida una vez que saliera del hospital. En la mayoría de las sesiones me quedaba dormida, me tranquilizaban mucho", comenta a Clarín.com. "El Reiki cumple complementariamente una atención personalizada y brinda una contención especial. Cualquier persona que está internada está asustada. Si se le infunda tranquilidad y se habla de sus temores, automáticamente la persona que está en estado de turbulencia se conecta con la serenidad. Lo primero que se debe hacer es enseñarle a respirar para que se relaje", explica Murillo, que al igual que Cormillot, tampoco tiene dudas de que en algún momento la disciplina será incorporada formalmente. Como ejemplo de esta apertura, el 9 de junio comenzará a dictarse en la Argentina el primer curso de Reiki para médicos. Gloria Wichtel, maestra reikista a cargo de las clases, considera que gradualmente los médicos comienzan a aceptar que la energía es lo que mueve al individuo y que el Reiki puede ser un perfecto complemento para la medicina tradicional.
FUENTE: CLARIN.COM
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